Criterios de emisión de avisos.

El objetivo de esta entrada es el de esclarecer los criterios que empleamos a la hora de establecer los distintos niveles de riesgo meteorológico (del nivel amarillo que expresa un bajo nivel de riesgo, al violeta o nivel 3 que expresa riesgo extremo). También es objeto de esta publicación, explicar en qué consiste cada variable empleada a la hora de confeccionar los diversos análisis (CAPE, cizalladura…). Estos niveles de riesgo tienen dos vertientes: por un lado se centran en los episodios de lluvias y granizo significativos (generalmente tormentas), en los que se tiene en cuenta, eminentemente, el riesgo que pueda ocasionar. Por otro lado, desde el mes de noviembre y hasta el mes de marzo o incluso abril, los avisos se centran también en los episodios de nieve. En estos casos, si bien siguen siendo niveles de riesgo meteorológico, adquiere cierta importancia el impacto al discernir el análisis en función de las cotas altitudinales que, en suma, se correlacionan con el grado de ocupación del suelo y la extrañeza del fenómeno en sí. Consecuentemente, no establecemos el mismo nivel de riesgo por nevadas que tengan lugar a 400 metros que por aquellas que acontezcan a 1.200 metros.

Otra precisión que creemos conveniente matizar a raíz de diversas manifestaciones de algunos usuarios, es que no somos un proyecto orientado a la predicción meteorológica genérica. No nos centramos en el análisis de las precipitaciones o del tiempo meteorológico. Nos centramos en el riesgo meteorológico (y en cierto modo en el impacto en relación a las nevadas), esto es, en la probabilidad de que los fenómenos descritos puedan entrañar un peligro relativo para la integridad de las comunidades que se prodigan a través del territorio. Consecuentemente, no emitimos análisis y mapas que indiquen en qué sectores de España lloverá, sino que los emitimos para aquellos sectores en los que la lluvia pueda acarrear riesgo meteorológico en función de unos umbrales que definiremos a continuación.

Asimismo y debido a cuestiones técnicas, sólo podemos emitir análisis de aquellas configuraciones que den lugar a precipitaciones (lluvia, nieve y granizo), así como a fenómenos concretos relacionados con las mismas (actividad eléctrica y rachas de viento convectivas). No emitimos análisis por altas o bajas temperaturas, nieblas, aludes, etc.


El nivel amarillo, sin dotación numérica y que asocia un riesgo bajo o reducido, se debe a la posibilidad de chubascos sin consecuencias severas o con un bajo porcentaje de acarrear severidad convectiva. Se relaciona con la posibilidad de que acontezcan chubascos que no tienen por qué estar asociados a sistemas frontales, pero también a precipitaciones frontales. Con configuraciones puramente convectivas, este nivel de riesgo puede asociar unos 15-20 mm en una hora. En situaciones frontales o de advección marítima solemos incrementar el rango de tiempo, haciendo referencia a lluvias que pueden registrar 30-40 mm en 24 horas. En este nivel de riesgo se engloba el granizo de pequeño tamaño, abarcando como máximo al de 2-3 cm de diámetro. Existen configuraciones meteorológicas, especialmente en los meses de julio y agosto, en las que el riesgo meteorológico puede deberse a fenómenos como los ‘reventones’, que definiremos en párrafos siguientes, o incluso a la actividad eléctrica. Es decir, que estos fenómenos no sólo tienen por qué asociarse a precipitaciones convectivas intensas, sino que pueden tener lugar de manera individual. Cuando la probabilidad de que acontezcan de manera individualizada sea reseñable, estableceremos un nivel amarillo de riesgo bajo en los sectores más proclives, por rachas de viento de 70-80 km/h puntualmente.

En relación a las configuraciones de nieve, este nivel de riesgo meteorológico es variable en función de la altitud y la configuración meteorológica. Por lo general, englobamos con nivel amarillo aquellas nevadas que puedan acumular 2-3 cm por debajo de 700-800 metros y unos 5 cm por encima y hasta los 1.400-1.500 metros.

El nivel 1, (naranja) está asociado a un grado medio de riesgo meteorológico. Entraña una mayor complejidad en la convección respecto al nivel amarillo, asociándose a lluvias puntualmente fuertes, no homogéneas necesariamente, que puedan asociar a nivel local granizo de no gran tamaño (en torno a 3cm de diámetro). Hace referencia a lluvias acompañadas de tormenta que pueden registrar 20-30 mm en una hora o 50-60 mm en 24 horas (por lo general asociados, en este último caso, a lluvias sin presencia de actividad eléctrica). A su vez, se engloban bajo este nivel de riesgo medio, episodios de vientos convectivos localmente fuertes (puntuales ‘reventones’) y estructuras convectivas de cierta complejidad entre las que pueden incluirse las trombas marinas, las líneas de turbonada no muy intensas y los eventos supercelulares. En relación a las rachas de viento convectivas, hace referencia a un rango de 80-90 km/h. Es importante destacar que estos fenómenos englobados en los niveles de riesgo no son excluyentes, dependiendo el nivel de aviso de la proporción en que tengan lugar. Así, puede emitirse un nivel 1 por lluvias acompañadas de tormenta que registren 20-30 mm en una hora descartando la ocurrencia de granizo o vientos convectivos sobresalientes. Asimismo, puede emitirse un nivel 1 por vientos convectivos de 80-90 km/h que implique lluvias de 15 mm en una hora o incluso que no implique lluvias significativas. Estas cuestiones dependerán, en término, de cada configuración, como se expondrá en el análisis asociado.

Se establecerá un nivel 1 por nevadas con caracter general cuando éstas acumulen 2-4 cm por debajo de 500 metros, 4-8 cm entre 500 y 700 metros y de 8 a 12 cm por encima y hasta cotas de entre 1.400-1.500 metros.

El nivel 2 (rojo) está asociado a un grado elevado de riesgo meteorológico. En relación a las lluvias, hace referencia a una escala de complejidad (convectiva o no) acentuada, con episodios de lluvias intensas o muy intensas. Este tipo de niveles de riesgo suelen asociarse especialmente a configuraciones convectivas en las que tiene lugar un elevado grado de organización celular o a nevadas intensas en distintas cotas altitudinales. Centrándonos en las lluvias, también es importante matizar que suele ser probable el establecimiento de un nivel 2 ante configuraciones que implicaran una sobresaliente retención en sectores orográficamente predispuestos al flujo de vientos incidente, sin necesidad de desarrollo tormentoso. Así, establecemos un nivel 2 por lluvias (que pueden ir acompañadas de tormentas intensas) que pueden registrar 30-40 mm en una hora, 60-80 mm en 12 horas y 80-100 mm en 24 horas. Con este nivel de riesgo no se descartan inundaciones en áreas concretas no homogéneas, dependiendo del contexto en que se establezca el nivel 2. El granizo al que se refiere el nivel rojo o nivel 2, oscilaría entre los 3-5 cm de diámetro puntualmente, suponiendo un granizo de tamaño significativo. Bajo este grado de severidad convectiva pueden darse líneas de turbonada acentuadas, sistemas supercelulares (SP) o sistemas convectivos de meso-escala (SCM). De manera muy aislada y teniendo en cuenta en todo momento la extraordinaria incertidumbre que impregna este tipo de pronósticos meso-escalares, no se descartan eventos tornádicos bajo nivel 2, si bien hay que tener en cuenta, como se ha manifestado, que cada configuración debe ser analizada de manera independiente y que no siempre se establecerá un nivel 2 y tendrá lugar el granizo de 3-5 cm. En lo que respecta a las rachas de viento convectivo, con nivel 2 nos referiremos a ‘reventones’ de 90-100 km/h.

En lo relativo a las nevadas, el nivel 2 por riesgo meteorológico alto se establecerá cuando las nevadas puedan acumular 3-5 cm por debajo de 400 metros, 5-12 cm entre 500 y 600 metros, 12-20 cm entre 700 y 1.000 metros y más de 20 cm por encima y hasta los 1.400-1.500 metros.

El nivel 3 (violeta) se asocia a un grado de riesgo extremo, con una complejidad extraordinaria. Bajo esta circunstancia tienen cabida las lluvias torrenciales o extremas de forma relativamente homogénea en el entorno del nivel 3, con gran afectación sobre las edificaciones e infraestructuras deprimidas o junto a cauces que típicamente experimentan crecidas repentinas, siendo probables, pues, las inundaciones. Bajo estas premisas, es probable el granizo de diámetro superior a 5 cm de diámetro. Muy probables, de igual manera y en situaciones proclives a ello, los sistemas supercelulares, los sistemas convectivos de meso-escala (SCM) y los complejos convectivos de meso-escala (CCM). De igual manera que con el nivel 2, es preciso reseñar la probabilidad de ocurrencia de eventos tornádicos, con todas las precauciones que, insistimos, atañen un pronóstico de estas características. El viento convectivo asociado a este nivel extremo, puede alcanzar los 100 km/h.

Las nevadas que se engloban bajo este nivel 3 de riesgo extremo, implicarían también un sobresaliente conflicto hacia la movilidad viaria, especialmente la referida a vías urbanas e interurbanas, pudiendo permanecer dicho conflicto notablemente más allá del episodio de nieve. Establecemos, en general, nivel 3 por nevadas cuando puedan acumularse más de 10 cm por debajo de 400 metros, más de 20 cm entre 500 y 700 metros, más de 50-60 cm entre 800 y 1.000 metros y más de 60 cm por encima y hasta los 1.400 metros.

  • Es importante tener en cuenta que estos criterios de emisión de niveles de riesgo meteorológico son orientativos y la decisión de establecerlos dependerá, en última instancia, del criterio del predictor. Empero, se ajustarán lo máximo posible a estos criterios.

  • Existen configuraciones atmosféricas que implican fenómenos meteorológicos que de manera muy puntual pueden sobrepasar un umbral específico. En tales casos, por norma general se emitirá un nivel de riesgo que abarque a la práctica totalidad del territorio en que se establece, siempre recordando que los avisos emitidos son instrumentos probabilísticos que no pretenden homogeneizar los fenómenos previstos en las distintas regiones abarcadas. Se pretende hacer entender que la probabilidad de que dichos fenómenos acontezcan dentro de las áreas delimitadas es ciertamente elevada. Se indicaría, no obstante, que puntualmente el umbral puede ser sobrepasado.

  • aTambién hay que precisar que el mapa que recoge los niveles de riesgo manan del análisis de la inestabilidad, y no a la inversa. No puede entenderse, por explícito que sea, el mapa de riesgo meteorológico de manera independiente al análisis asociado.

  • No modificamos los análisis ni el mapa asociado una vez publicado, salvo errores ortográficos o gramaticales. La excepción a este principio lo suponen aquellos pronósticos excepcionales en los que la predicción varía sorpresivamente durante la noche previa al periodo de validez. En estos casos, siempre se especificará la hora exacta de la modificación entre corchetes al final del análisis.